lunes, 27 de agosto de 2012

DISCOS MUSICA Y REFLEXIONES PRESENTA: ODIO LOS FESTIVALES



Aunque tengo que decir que mi individualismo es irreductible, de vez en cuando es necesario hacer cosas nuevas en esto de la actividad bloguera, escribir uno solo estas parrafadas, además siendo un gato con lo que cuesta teclear puede llevarte por el camino de la amargura y las drogas, dañando tu cerebro de tal forma que puede que termines acudiendo todos los días a misa o te conviertas en un adorador de Esperanza Aguirre.

Es por esto que una vez explicada toda esta problemática a Abacab, decidimos intercambiarnos sendos artículos en nuestros respectivos blogs, el ya tiene experiencia al respecto, en mi caso me estreno con esta formula que me parece muy interesante para que el blog no sea siempre lo mismo y se mantenga fresco y lozano.

En cuanto al blog de Abacab, se trata de la bitácora “Discos, música y reflexiones” en mi opinión uno de los blogs de obligada visita si te interesa de verdad la buena música.

“Discos, música y reflexiones” es un blog que abarca todo tipo de música, desde discos recientes a joyas de hace 30 o 40 años y Abacab no solo se atreve con los discos de estudio sino que es capaz de diseccionar discos en directo e incluso bandas sonoras, vamos un blog serio de música como tiene que ser, no el cajón desastre que administro yo.
El blog de Abacab es toda una biblioteca músical que cada vez se hace mas y mas grande. Desde aquí os animo a sumergiros en su blog porque estoy más que seguro que encontrareis referencias musicales de vuestro gusto, dado el eclecticismo de “Discos, música y reflexiones”.

Uno de los aspectos más curiosos del blog de Abacab es que no solo se dedica a analizar discos clásicos que han marcado un antes y un después en la historia de la música sino que Abacab le echa huevazos y nos propone albums que en su momento han sido despreciados por critica y publico e incluso por sus propios autores. Esto realmente tiene un gran valor pues se trata de rescatar del olvido esos patitos feos que nadie quiere y darles una capa brillante de dignidad, consiguiendo a veces darnos cuenta que al fin y al cabo tampoco esos discos eran tan malos, es más, algunos de ellos escondían joyas.

Pero “Discos, música y reflexiones” además de un blog también es un programa de radio que pesa tanto o más que el blog, dado que esta temporada ha habido programas gloriosos como los dedicados a Tino Casal, Mecano o Glutamato ye-ye. La introducción de los coloquios en los cuales varias personas debaten sobre los discos propuestos han sido todo un acierto creando un tipo de programa muy dinámico en los que presentador y colaboradores no paran de introducir uno tras otro datos de especial relevancia sobre el álbum a tratar, además de hablar de la carrera del artista en cuestión.
Si todo esto no fuera ya suficiente, de vez en cuando hay alguna que otra sorpresita muy interesante, así que les animo a que no se pierdan la próxima temporada radiofónica de “Discos, música y reflexiones”.

Bueno ya no me enrollo mas, ya es hora de dejar la palabra a Abacab que nos ha preparado una deliciosa vomitona sobre el mundo de los festivales que yo calificaría como VERDADES COMO PUÑOS.




        DISCOS, MUSICA Y REFLEXIONES ODIA LOS FESTIVALES

Hola a todos los seguidores de esta honorable bitácora. Mi nick es Abacab y soy el autor del blog “Discos, música y reflexiones”. Es común que en el presente blog, en el que tengo el gusto y honor de colaborar en intercambio de artículos en esta ocasión, el autor del mismo (que a la par es el gato que comparte piso en Madrid con uno de mis valiosos colaboradores o tertulianos del programa de radio de “Discos, música y reflexiones”) suele de cuando en cuando desbarrar y soltar su ira en plan vomitona brutal y desaforada contra todo aquello que, hablando en plata, le toca los cojones sobremanera. Por otro lado, en este blog, todo aquel que lo haya leído alguna vez se habrá dado cuenta la importancia o el peso que la música tiene en el mismo. Pues entonces, ¿qué mejor que aunar vomitona visceral de odio y música a partes iguales para mi artículo de intercambio en cuestión?

Eso haré y la diana de mis dardos escritos, muy envenenados por cierto, serán los malditos festivales musicales. Los odio, se lo confieso y los borraría de la faz de la tierra en su inmensa mayoría, dejando unos pocos que quizás por el tiempo que lleven en liza se hayan ganado el derecho a continuar, pero todo ello con unas condiciones o límites a la tiranía o soberbia que estos eventos de mierda suelen tener.

A modo de estructura básica del artículo (no me pidan mucho orden para esta ocasión), creo que lo más lógico será enumerar los motivos de mi odio y desarrollar así este ilustrativo post. No seguiré un orden, sino que iré soltando los contras que veo a estos eventos culturales.





Primero me viene a la mente el emplazamiento donde suelen ubicarse. Es común que para albergar a la legión de borrachos/as y capullos/as que acuden, para que no causen mayor daño o destrozos vandálicos al término municipal donde se celebre el festival de marras, se ubique el lugar en el quinto pimiento (o coño, si lo prefieren) y que los medios que pongan para acceder al mismo sean penosos y escasos; para colmo, se puede dar el hecho de que a unos pletóricos/as borrachos/as o colocados/as, les dé en un momento de éxtasis por atentar contra los autobuses lanzadera habilitados y los vuelquen cuales orcos de Mordor; alguno, no muy ajeno a esta bitácora, podría dar fe de ello.





Por eso, a gente que tenemos ya una edad (cumplidos los 30), que no utilizamos las infectas zonas de acampada que se habilitan, y que quizás solamente vamos para ver a un par de grupos, nos las vemos y deseamos para llegar al sitio en cuestión; sin ánimo de ser spamista, les dejo link al post del festival En Vivo 2011 que realicé en mi blog, para que sepan de lo que les hablo, ya que intentaré ser breve, aunque la longitud de los post también es nota distintiva de los post del buen gatito que escribe este blog.

Por si no quieren acudir a mi blog y leer la experiencia, les diré que tuvimos que andar una hora de reloj exacta por lugares polvorientos y a oscuras y el regreso nos supuso atravesar un polígono que mi acompañante describió como uno de los 10 sitios del mundo donde no le gustaría estar a esas horas. Imaginen.

Otro motivo de mis odios descomunales a este tipo de espectáculos, y que deriva de ese apunte de tiranía y soberbia que indicaba un par de párrafos arriba, es que muchos de estos eventos contratan a los grupos con exclusividad de actuación en el país de marras… ¡Con un par! Es decir, que si quieres ver a ese grupo en un determinado año (que probablemente abarque la gira que el grupo realice en mucho tiempo) en España, tienes que ir al puto festival de los cojones o si no te quedas sin verlos.



Muchas veces pienso que los gestores o promotores de estos eventos deben ser unos hijos de puta redomados, que posteriormente se bañan en sus piscinas de sus chalets, tumbaditos en una colchoneta, con mojito y pajita en una mano y descojonándose a la par de los pringados/as que han acudido a sus “exclusivos” carteles de actuaciones para llenar sus bolsillos y el vaso de su mojito. Para los que contratan en estas condiciones a sus artistas (que no serán todos los promotores de festivales): SOIS UNOS CERDOS CON TIRANTES.
Esta sería una de las condiciones que pondría a los festivales que sobrevivieran a la criba u “holocausto festivalero” que haría: nada de exclusividad.

Más: el precio de las entradas. Normalmente desorbitado. A ver, pongamos un ejemplo práctico para que ustedes entiendan lo que esto conlleva: los voraces gestores del FIB decidieron en 2008 hacer una “sucursal” para joder a otro festival (el Summercase, felizmente extinto) en Madrid. Para ello crearon un cartel de actuaciones en el auditorio al aire libre del Parque Juan Carlos I, en el que se incluía a Morrissey (1ª actuación en Madrid en solitario y 2ª en toda su historia desde su mítico concierto con The Smiths en el año 1985 en el parque del Oeste). La cosa costaba una burrada de 69 euros, y, sí, incluía cosas tan interesantes como Siouxsie y algo más, pero mi motivación principal era Mozzer. Ahí va la pregunta: ¿Quién tenía los santos huevos de pagar 69 pavos, sabiendo del carácter tan “veleta” que tiene Mozz y su facilidad para levantarse un día y decir: “no me sale de los huevos cantar hoy”? Vamos, que si Morrissey no hubiera actuado (cosa que no pasó), luego ve tú a reclamar la pasta, que te dirán: “No hay reintegro del importe de la entrada, ya que se ha cancelado una actuación, pero el resto del cartel sigue en pié”. Solución que adoptamos: ir al recinto un poco antes de la actuación de Morrissey y preguntar que si al haber avanzado el programa costaba menos la entrada. No fue así, con lo que al ser al aire libre, un amiguete y yo nos buscamos un lugar en el que se escuchara fetén y ahí estuvimos de oyentes.

Resumiendo este punto: no es normal pagar un pastón para ver a un grupo que te interese (a no ser que el precio de un concierto suyo de gira normal individual sea el mismo) y que el resto de cartel te la sople en mayor o menor medida, porque además como se le ocurra a tu artista favorito no actuar o sufra algún contratiempo que se lo impida… ¡Vas apañado! Otro muy bueno: el pagar ese pastón no te va a suponer una actuación de mayor duración que un concierto normal que el grupo o artista dé en una ciudad en una sala o pabellón, como único artista (o con un telonero a lo más). Normalmente te va a suponer un set list más reducido que te dejará con más hambre que Carpanta; otro motivo para llamar CERDOS CON TIRANTES a los promotores o ideólogos de estos eventos.
Solamente en el caso del Rock In Rio de 2008, recuerdo que la entrada del día de The Police costaba lo mismo que un concierto de esa gira de reunión de los Copeland, Sting y Summers y además tocaron el mismo tiempo que en cualquier otra ciudad (así sí).




No se lo imaginan, pero a medida que estoy plasmando esto por escrito, se me está poniendo una mala leche de 3 pares de cojones y hasta se me está pasando por la cabeza coger por banda a Sánchez Gordillo y su SAT para invadir el próximo e inminente D-Code en Madrid, en el que la entrada creo que son 80 boniatos de ná, para solamente ver a mis adorados The Killers; creo que es al aire libre, por lo que me veo como con Morrissey, porque 80 euros por The Killers en festival no pago.
Miren, a colación me viene el único festival que me gustó, el Pepeworld Festival de 2007. Ese se celebró en Las Ventas, incluyó a Triángulo De Amor Bizarro, Zeno And The Stoics, Kasabian, The Killers y Smashing Pumpkins. Costó creo que menos de 40 euros y duró un solo día (otra cosa, eso de que quizás te gusten 2 grupos y toquen en días alternos…). Pues no estuvo mal, pero no se ha vuelto a realizar ninguna otra edición. Bueno, el En Vivo del año pasado también costó creo que 35 euros para ver a The Specials y aprovechar el tiro para al día siguiente ver a Kiko Veneno, Celtas Cortos, Sôber y tal, pero es que con ese emplazamiento más allá del Cerro de los Ángeles, como para que hubieran querido cobrar más pasta; hubiera sido para matarlos.

Que sí, que es muy bonito Woodstock o la Isla de Wight y su mitología, pero seamos claros, ahí la gente principalmente va a colocarse, emborracharse y a follar como conejos; ya si de paso ven a algún grupo que les medio mole, pues genial. Para escuchar música o ver una buena actuación, créanme, los festivales son una puta mierda y te hacen pasar 1000 y 1 penurias, a no ser que dentro de tus objetivos se incluyan alguno de los 3 citados en este párrafo y más vale que esos objetivos sean el de colocarse o emborracharse y vayas provisto de sustancias, ya que si tu objetivo sea follarte a alguna (las tías lo tienen más fácil), como no mojes te vas a ir a casa con un cabreo monumental, lleno de polvo (con los pulmones marrones de la de mierda que has podido tragar) y baldado a fondo, como para estar “no operativo” 4 fines de semana consecutivos.

He obviado otros motivos de odio como soportar a los borrachos/as o colocados/as, el precio de las consumiciones, las precarias instalaciones (en la mayoría de los casos), etc., pero es que me estoy poniendo de un cabreado subido que no puedo con mi vida. Me encanta la música y acudir a conciertos, pero: ODIO LOS FESTIVALES. He dicho.

2 comentarios:

cagliostro dijo...

esto me parece una buena invitacion par visitar la cas del senor abacab...

el gato kilo dijo...

Cagliostro: Te recomiendo que visites el blog del señor Abacab que es uno de mis favoritos, no te aburriras, es como entrar en una enorme biblioteca musical llena de items interesantes.

Hasta pronto!